«Raúl Gay publicó hace unos meses un libro sobre su vida titulado ‘Retrón. Querer es poder (a veces)’, editado por la nueva editorial Next Door Publishers, y ha sido una de las grandísimas lecturas de este verano. ¿Por qué? Por el impacto que provoca meterte de verdad en la piel de una persona con el síndrome de Roberts o focomelia (que provoca malformaciones en las extremidades), que hace trizas todas las ideas preconcebidas que tenemos sobre las personas minusválidas mientras al mismo tiempo te ríes a carcajada limpia por cómo lo cuenta. Una muestra: ‘Retrón’ comienza con un listado de cosas que Raúl Gay puede y no puede hacer: “No puedo empezar el día sin ayuda de otra persona. Puedo mear solo. Puedo cagar solo. No puedo limpiarme después de cagar.No puedo sujetar durante muchos segundos una pinta de cerveza; prefiero pedir media. Puedo cocinar, pero no sin liarla parda. Puedo escribir a ordenador, bastante rápido”. Y así hasta 50».

Fotografía de Jaime Oriz