«hay una alta proporción de mujeres (personas con cromosomas sexuales XX), que distinguen más colores que la mayoría de los seres humanos. En general somos tricrómatas, porque tenemos 3 tipos de conos que nos proporcionan la información del color. En personas con dos cromosomas X (la mayoría son mujeres), se ha visto que las mutaciones en una de las copias de los genes para distinguir el verde o el rojo en uno de los cromosomas X produce otro tipo de cono, ya que estas personas portan una copia correcta de la proteína y otra de la mutada. Si las dos proteínas que se generan, la correcta y la mutada, se expresan en estos fotorreceptores —es decir, se sintetizan correctamente— y pueden realizar su función, estas personas se convierten en tetracrómatas, dado que dispondrán de los tres tipos de conos «normales», más el que expresa la proteína mutada: el cuarto cono. Esto hace que puedan tener una visión cromática extraordinaria, pero no porque puedan ver más allá de nuestro espectro visible, sino que, dentro de este, distinguen muchas más tonalidades. Tanto que diferenciarían tonalidades que para un tricrómata son idénticas entre sí. De hecho, si una persona tricrómata distingue un millón de tonalidades, un tetracrómata podría distinguir hasta 100 millones».
Puedes recuperar toda la entrevista que le hicieron a Conchi Lillo en Uppers en este enlace.