«Durante la noche del 14 al 15 de abril de 1912, el Titanic, bautizado por muchos como el barco inhundible, fue engullido por las gélidas aguas del Atlántico tras impactar contra un simple iceberg. Un pedazo de hielo dio al traste con aquel colosal trasatlántico, acabando con la vida de más de 1.500 personas. Eso es lo que pudo parecer en un principio. Pero no era un simple pedazo de hielo. Ningún iceberg lo es. No se trata solo de lo que se ve, sino también de la gran masa helada con la que el Titanic fue a impactar bajo el mar. Por eso, la biotecnóloga y comunicadora científica Ángela Bernardocompara el acoso sexual con un iceberg en su libro Acoso, #MeToo en la ciencia española (Next Door Publishers)».