«Suelo decir, medio en broma medio en serio, que yo hubiera sobrevivido al naufragio del Titanic. Seguramente habría escuchado con atención a aquel cuarteto de cuerda y, una vez en el agua, habría esperado sentado al rescate.
Sí, sentado. Resulta que soy una especie de boya humana y lo único que tengo que hacer para flotar es respirar con normalidad. Me da igual estar leyendo o en el mar; mientras respire, todo irá bien»