Juan Gracia Armendáriz: «A la muerte ya le he dado la mano varias veces, y eso vuelve elocuente al escritor más laconico»

Juan Gracia Armendáriz es escritor y periodista. Doctor en Ciencias de la Información, fue profesor titular en la Universidad Complutense durante dieciséis años; actualmente se dedica en exclusiva a escribir. Es colaborador en revistas culturales y columnista del Diario de Navarra. Es autor de Como si al otro lado latiera y de los libros de microrrelatos Noticias de la frontera (Ed. Libertarias-Prodhufi) y Cuentos del Jíbaro (Ed. Demipage). Ha cultivado el relato en la compilación Queridos desconocidos (Gobierno de Navarra). Es coautor del libro de semblanzas literarias Gente de libro (Ed. Demipage). En 2008 recibió el premio Tiflos de Novela por La línea Plimsoll (Ed. Castalia). En Diario del hombre pálido (Ed. Demipage) y Piel roja (Ed. Demipage) relata su experiencia como enfermo renal. Su última obra es La pecera (Ed. Demipage), fue publicada en 2015.

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¿La escritura llega impuesta, como dice el protagonista de tu relato? ¿Por qué? ¿Por esa necesidad de nombrar el mundo?

Lo cierto es que mis obras literarias sólo responden a la necesidad de narrar experiencias que deben ser mostradas, pero en el caso del relato «Al otro lado» la necesidad fue imperiosa.

Convives con la enfermedad desde hace años. ¿Cómo definirías esa relación?

En una constante negociación con mi propia sombra. La enfermedad no es algo extraño, que se halle fuera de mí, sino que soy la enfermedad, pero no vivo como un enfermo crónico, aunque a veces su peso se haga más presente. Como no voy a deshacerme de ella, trato de aplicarle las técnicas de los artistas marciales y aprovecho literariamente su debilidad en mi favor.

¿Te has sentido acorralado en algún momento por la enfermedad? ¿Te ha vuelto más elocuente, como dice Steiner?

Desde luego que me he sentido acorralado. A la muerte ya le he dado la mano varias veces, y eso vuelve elocuente al escritor más lacónico. De hecho, ya dediqué a la enfermedad tres libros, en total unas quinientas páginas. Eso es mucha locuacidad.

El protagonista de tu relato asegura que todo el mundo debería pasar dos semanas en un hospital al menos una vez en su vida. ¿Por qué?

Si en lugar de «hospital» hubiese escrito la palabra «geriátrico» o «campamento de refugiados» el significado no variaría. Vivimos —yo incluido— de espaldas a esos lazaretos humanos. Y los hospitales son uno de esos recintos a los que la persona sana no se asoma, pero créame que se aprende mucho.

Este libro de relatos «disecciona» la enfermedad desde la narrativa. ¿Qué autor o autora (no necesariamente de literatura) han retratado mejor la esencia de la enfermedad?

La tradición de la literatura patográfica es riquísima, desde el Antiguo Testamento a Joan Didion, pasando por Defoe y su Diario de la peste, Thomas Mann, Albert Camus, Chéjov o Philip Roth. Pensemos en la cantidad de obras literarias a que dio lugar la tuberculosis, por ejemplo. Mencionaré la obra de un autor español, de lectura obligada: Mortal y rosa, de Francisco Umbral. Deslumbrante.

¿Encuentras algo de positivo en la enfermedad?

Seamos claros: es una de las cartas que la vida te reparte. Una mala carta. Pero el asunto es: ¿Cómo vas a jugar la partida con ella? El único aspecto positivo es que no me puedo permitir el lujo de ser hipocondríaco.

Un poco de marketing para terminar: ¿por qué hay que comprar Disecciones?

Porque enriquece al lector y le asoma a un mundo que tarde o temprano le espera. Al fin y al cabo, todos morimos de una enfermedad que se llama vida. Pero que el lector no se asuste, también en la enfermedad hay lugar para el humor.

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Esta entrevista ha sido realizada por Ruperto Mendiry, licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra, ha desarrollado buena parte de su carrera profesional en Diario de Navarra (1997-2008). En 2008, se incorpora a la Fundación Arquitectura y Sociedad como director de Comunicación, lo que le permite profundizar en el ámbito de la comunicación corporativa y la gestión cultural. Dos años después, crea con Patxi Antón, Boutade Comunicación. Ha completado su formación en el ámbito del diseño web y la imagen corporativa, además de distintas herramientas para el diseño gráfico y editorial.