
En España no existen movimientos antivacunas bien organizados y beligerantes como los que hay en otros países, sobre todo en los anglosajones. Los padres que mantienen una posición claramente antivacunas son una minoría, pero la proporción de los que dudan va en aumento. Incluso algunos padres que vacunan a sus hijos suelen tener dudas o temores a cerca de la vacunación. Cada vez hay más familias que rechazan alguna de las vacunas, que retrasan la vacunación porque dudan del calendario vacunal recomendado, o que simplemente se sienten inseguros cuando vacunan a sus hijos. Estas dudas y preocupaciones son legítimas, porque todos queremos lo mejor para nuestros hijos, pero ¿qué es lo mejor en este caso?
Las vacunas no son 100 % seguras, ninguna medicina lo es. Las vacunas son de los pocos medicamentos que administramos a nuestros hijos cuando estos están sanos. Por eso, nuestro umbral del riesgo es muy bajo. Nuestro hijo está sano y después de vacunarle aparecen los primeros síntomas: lloros, un poco de fiebre, enrojecimiento, dolor general,… Pensamos que es porque la vacuna no funciona bien, y todo lo contrario: son síntomas de que la vacuna está funcionando, y que el sistema inmune se está activando. No nos damos cuenta de que la vacuna está previniendo que nuestro hijo se contagie de alguna enfermedad mucho más peligrosa, incluso mortal. Como gracias a las vacunas han disminuido radicalmente la frecuencia de estas enfermedades infecciosas, no percibimos el riesgo y no vemos la necesidad de las vacunas. Las vacunas son víctimas de su propio éxito. Tenemos más miedo a la vacuna que a la propia enfermedad.
Además, el entorno no ayuda a despejar las dudas. Cada vez tienen más relevancia algunos mensajes antivacunas, incluso con la sorprendente colaboración de medios de comunicación públicos. En los últimos años ha aumentado el número de nuevas vacunas, lo que ha complicado los calendarios vacunales. El mismo hecho de que no existe un calendario vacunal único, no ya entre distintos países sino incluso entre distintas comunidades autónomas, genera una percepción muy negativa. Lo mismo que el hecho de que no exista un consenso sobre qué vacunas deben estar financiadas y ser gratuitas y cuáles no. A esto le añadimos, además, la falta de transparencia de algunos gobiernos y empresas farmacéuticas y los errores en la forma de afrontar e informar sobre algunas crisis sanitarias: las vacas locas, la pandemia de gripe aviar o el último brote de Ébola, por ejemplo.
Hoy en día los pacientes quieren estar involucrados y participar en sus propias decisiones de salud. Esta es la razón principal de este libro ¿Funcionan las vacunas? Lo hemos escrito pensando en ti, una persona normal, de la calle, que quiere lo mejor para los suyos, pero que no está segura de qué debe hacer. En este libro encontrarás información reciente, rigurosa pero en un lenguaje fácil, asequible y cómodo de leer sobre qué son las vacunas y por qué sabemos que son seguras, sus efectos secundarios y cuántas vidas han salvado. Hablaremos de los talibanes y de los movimientos antivacunas, su origen, sus hipótesis y rebatiremos sus planteamientos. Contestaremos preguntas concretas sobre el autismo y su relación con las vacunas, la vacuna del papilomavirus, la «fiesta de la varicela», el SIDA y muchas más. Discutiremos sobre si la vacunación debería ser obligatoria, te mostraremos qué pasa si no vacunas a tus hijos, y explicaremos por qué decimos que de que tú te vacunes depende la salud de otros.
Este libro está especialmente recomendado para padres y madres, educadores, profesionales de la salud, periodistas, comunicadores y público en general. Lucía Galán Bertrand, pediatra, ha escrito en el prólogo del libro «Un imprescindible en la canastilla de nuestro bebé al llegar a casa» y alguien me comentó «Un libro que puede salvar vidas». Nunca pensamos llegar tan lejos, pero es el mejor piropo que nos ha echado. Al final tú mismo decidirás si las vacunas funcionan o no.
¡NO TE QUEDES SIN TU EJEMPLAR!