«El Rolls-Royce de la divulgación»

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Hoy me gustaría hacer el clásico repaso del año, ya sabéis, los mejores libros, los posts más leídos, los vídeos más visitados… hablar de los éxitos que hemos cosechado y de lo satisfechos y agradecidos que estamos. Y lo voy a hacer, por supuesto, sólo que con una ligera diferencia, y es que Next Door nació hace tan sólo dos meses. Dos meses que han sido meteóricos, en los que hemos trabajado bastantes más de ocho horas diarias y presentado un libro del que se han dicho cosas como estas:

«…es más que un libro de medicina y es más que un libro de dibujo. Ahonda en el placer estético del conocimiento».

«Me parece una edición exquisita, cuidada, hecha con mucho cariño y con deseos de fascinar…».

«Impecable hasta el más mínimo detalle…».

«Muchas de las imágenes me impulsan a presionar el click derecho, guardar cómo… en la carpeta JPG de fondos de pantalla, aceptar».

«Me inspira lo deliciosamente anacrónico que es».

«…destila amor a los libros y compromiso con la calidad. Es como un buen guiso, hecho con cariño, tiempo, los mejores ingredientes… Es un libro para saborear».

«Esta excelencia en la forma de vivir el mundo editorial me parece fundamental para sobrevivir en él y establecer un camino propio».

Dos meses en los que más de 800 personas han dado al play de nuestro primer booktrailer, un vídeo en el que el autor y yo damos nuestros primeros pasitos como intérpretes de The Art of Transforming Science, para después hacerlo en vivo y en directo en las presentaciones de Barcelona y Pamplona, donde, entre las dos —y gracias a la incansable labor de mi socia y amiga María José Calasanz— se juntaron más de 200 personas que vinieron a apoyarnos en un proyecto editorial duro pero irremediablemente seductor.

Sólo han pasado dos meses y la sensación es de llevar varios años, el ruido que hemos metido en las redes, la cantidad de reseñas que se nos han hecho en los medios, las decenas de mensajes recibidos por mail diciendo lo fabulosa que os parece la iniciativa, valorando lo exquisito de la forma y mostrando verdadero interés por las futuras colecciones, nos dejan con una ganas locas de seguir trabajando duro el año que viene. Esto acaba de empezar y lo que viene va a ser muy grande, os lo aseguro.

En muchas ocasiones la emoción me colapsa, trabajo con mucha intensidad porque en mi cabeza está cristalina la idea de todo lo que quiero hacer, «el Rolls-Royce de la divulgación» así nos llamó un divulgador enorme, y ahí es justo donde quiero que lleguemos. Por eso invierto horas a destajo, pierdo la noción del tiempo y me olvido de todo lo ajeno a Next Door. Afortunadamente, hay personas a mi alrededor, como mi gran compañera de fatigas Dori Portales, que me recuerdan que sólo llevamos dos meses, que me sosiegue y disfrute del proceso, que son muchas las cosas buenas que están pasando y que no me abstraiga mientras aprieto con vehemencia el acelerador.

Por eso hoy decido releer –y pongo mi cabeza en silencio– cada uno de los artículos que los colaboradores han escrito para esta casa. Y me siento muy afortunado. Si me dicen hace unos años que iba a contar con profesionales de esta talla, me echo a reír… La llegada de Laura Morrón y su arte para coordinar a todos ellos ha sido un verdadero regalo… JR Alonso, Pablo Rodríguez, Joaquín Sevilla, Sergio L. Palacios, Luis Fontana, Sergio Parra, Deborah Garcia Bello, Eugenio Manuel Fernández, Juan José Gomez Cadenas, Fernando Gomollón, Jose Luís Moreno y, por supuesto, Ana Ribera son los fichajes que resultan de estos dos meses de trabajo. En el 2016 ampliaremos esta lista y quién sabe en qué tipo de formato terminará esta aventura colaborativa…

Si tuviera que quedarme con un momento, sería ese instante de octubre en el que tuve el primer libro de la editorial en las manos. Era el resultado de cuatro años de un trabajo apasionante y allí estaba, convertido en un objeto que destilaba conocimiento en su contenido y en su forma. Aquel día me emocioné y tuve la certeza de que este iba a ser mi camino. Supe que querría conmigo a los mejores, a aquellos que tuvieran grandes historias que contar sobre la ciencia, y me hice la firme promesa de que les ofrecería el mejor soporte para llevarlo a cabo, uno del que se sintieran tan orgullosos como me sentía yo ese día a finales de octubre.

Una única cosa me ha entristecido en este inicio de viaje y es que parte de mi familia no haya podido disfrutar de él. Por eso quiero empezar las fiestas de Navidad dedicándoles este primer ciclo, porque hoy es su esfuerzo el que me inspira para seguir adelante. Si ellos fueron capaces de convertir una pequeña empresa en un gran referente editorial, ¿por qué no nosotros?