Cuando tu post mejora la vida de un lector

La divulgación científica es útil y necesaria, creo que nadie lo discute. Ahora bien, yo distingo varias finalidades en la divulgación. Por ejemplo, los blogs de algunos divulgadores deberían ser calificados con el cartelito de “SP” o servicio público, por su labor de denuncia de las pseudociencias y los abusos relacionados con las falsas alegaciones de salud y el etiquetado de productos. Creo que todos nos conocemos en el mundillo y sabéis a qué nombres me estoy refiriendo.

Por lo que a mí respecta, a lo que aspiro es a otro objetivo: mi afán es explicar con palabras inteligibles temas de ciencia a personas que tienen interés en ella pero carecen o tienen pocos conocimientos. Hay muchas personas interesadas que se sienten cohibidas por los palabros que los científicos usamos. Si me lo permitís, quiero contar batallitas científicas. Aquí se nota que soy lo que llaman un investigador “básico” y me gusta investigar por el placer de investigar, no me quita el sueño si el conocimiento que genera mi investigación no se traslada luego a alguna aplicación práctica. Me gusta explicar temas que me emocionan, mayormente de biomedicina, para que el público se dé cuenta de la belleza que hay en muchos experimentos y, así, transmitirle mi misma emoción. Belleza y arte, porque muchos investigadores son verdaderos artistas.

Llevaba mucho tiempo sin escribir en el blog. Simplemente no encontraba nada emocionante que contar. Pero ha ocurrido algo que me gustaría compartir con vosotros. Hace ya algún tiempo publiqué una entrada sobre los trasplantes fecales. Ha sido la entrada con más visitas de todas las que he publicado. Hoy quiero contaros algo relacionado con este tema.

Hace un par de meses recibí una llamada en el laboratorio. Se trataba de un médico que había leído la entrada sobre estos trasplantes. Me contó que su madre llevaba meses con diarreas continuas por Clostridium difficile y que no remitía con ningún tratamiento. Estaba frito por curar a su madre y había indagado por todos sitios, por supuesto también por internet. Fue entonces cuando se topó con mi post.

Bacteria e coli. Imagen de NIAID

Bacteria e coli. Imagen de NIAID

–Me gustaría ir a verte para hablar un rato –me dijo.

De nada sirvieron las excusas de rigor para zanjar el tema por teléfono: «Yo no soy médico», «estos trasplantes están en fase experimental», «tan solo escribí un texto basándome en artículos científicos sobre el tema…».

–Me parece bien pero me gustaría verte de todas formas –insistió.

–Bueno, pues vente tal día.

Y tal día se presentó. Yo había tratado de hacer mis deberes. Busqué hospitales españoles donde se estuvieran realizando o fueran a comenzar estudios piloto con trasplantes de heces. Di con uno en Madrid. Lo anoté. Imprimí algunos trabajos serios y recientes sobre este tipo de trasplantes. Y preparé también información sobre los probióticos con los que estamos trabajando para ofrecerle la idea de administrárselos a su madre.

Tras una breve conversación poniéndome en antecedentes sobre la enfermedad de la madre, le comenté que yo indagaría en hospitales de España y del extranjero para tratar de que pudieran incorporarla a algún estudio clínico. Tras darle los datos del hospital madrileño que había encontrado, me dijo que ya lo conocía. Lo había intentado sin éxito.

–Bueno, puedo preguntar si aquí en Granada o en el hospital Carlos Haya de Málaga, donde colaboro con el servicio de digestivo, tienen planeado algún estudio –le comenté.

Le pareció una buena idea. La sugerencia de los probióticos la descartó rápidamente: ya le había dado a su madre algunos de los que existen en el mercado sin obtener resultados.

University of Minnesota post doctorate fellow Matt Hamilton displays a sample of fecal bacteria at the St. Paul, Minn. campus Nov. 14, 2012. The fecal matter is donated and used to treat patients with Clostridium difficile, an intestinal disease that is caused when a person's gut flora is eliminated by antibiotics.

Él se inclinaba por los trasplantes. Deseaba saber cómo se hacían, cuáles eran los detalles técnicos, cosas que yo desconocía.

–Te confieso que no tengo ni idea. Pero me imagino que primero habría que tomar la muestra de una persona sana, sin problemas intestinales –le sugerí.

–¿Y en qué vehículo la pongo y en qué concentración?

–Yo la pondría en PBS o solución salina. Nunca he leído sobre la concentración; lo haría a ojo. Entonces la batiría en un robot de cocina o minipimer.

–¿Y cómo la administrarías?

–Eso se hace con un enema o por sonda nasogástrica, recuerda el post.

Le pasé un artículo de New England Journal of Medicine que daba más detalles.

Tras un rato más, nos despedimos. Se llevó todos los papers que le había preparado, incluso los de los probióticos.

En los días posteriores, pude averiguar que ni en Granada ni en Málaga se iban a realizar estudios para validar los trasplantes fecales. Siempre me remitían al estudio madrileño. La vida siguió: clases, laboratorio, becarios, tesis, familia, Desgranando Ciencia y miles de cosas más. Pero algo así como un mes y medio después, recibí una llamada:

–Soy Fulano –me dijo.

–¿Fulano…?

–Soy el médico que fue a verte para hablar de los trasplantes fecales.

–Ya caigo. Hola, ¿qué tal va tu madre?

–Pues para eso llamo. Quería darte la gracias.

–¿Por?

–Luis, está curada. Remisión total. Le han hecho análisis. Ya no tiene diarrea ni infección.

–¡Coño! Me dejas de piedra. Cuando te marchaste me quedé con una sensación rara, un pálpito [atención, amigos científicos, permitidme esta licencia], sabía que lo ibas a intentar.

–Ya ves, no me rindo.

–Supongo que lo hiciste en tu casa…

–Claro, batí la muestra en solución salina hasta la consistencia que me pareció razonable y se la administré por sonda gracias a una bomba que me traje prestada de mi hospital.

–¿Y cómo reaccionó tu madre?

–Ah, no, quita, no le dije lo que era, claro.

–¿Y quién fue el donante?

–No pregunte.

–No pregunto, vale. Bueno, no bajes la guardia por si recae y tenme informado.

No sé vosotros pero la verdad es que yo habría hecho lo mismo, habría movido cielo y tierra, me habría agarrado a un clavo ardiendo como una entrada en un blog. Por intentar que no quede, no hay nada que perder. Desde un punto de vista científico, o estadístico, se trata de un solo caso, n=1 como dicen, y no tiene validez. Pero a mí me ha dejado muy contento, para mí claro que la tiene.

Hacía mucho que no escribía en el blog. Simplemente no encontraba nada emocionante que contar. Pero esto me lo ha parecido.