Primero nos dijeron que el libro electrónico devoraría al papel, después fue Amazon la que prometía ser devastadora (y algo de eso hay); finalmente, y en plena pandemia, los videntes digitales nos alertan de que el libro dejará de estar «a disposición del público», es decir, que no se imprimirá hasta que el cliente lo haya comprado.
En principio, eso suena requetebién, como editorial nos limitaríamos a realizar todo el proceso de preimpresión (selección del manuscrito, contrato con el autor, edición, diseño y promoción). Es decir, nos ahorraríamos una pasta en impresión porque vosotros, como lectores, elegiríais un libro en cualquier plataforma (sin la recomendación del librero, sin tocar la cubierta y sin oler el papel), nos haríais un pedido (a nosotros en el mejor de los casos, a los gigantes en el peor), la petición se mandaría a impresión y ¡voilà!: no tendríamos costes de almacenaje, reduciríamos los de logística y, con un poco de esfuerzo, quizá podríamos bajar el precio del libro.
Suena bien, sin embargo, este plan tiene dos pegas importantes: (1) no podríamos imprimir la colección que hoy os anuncio, y (2) tendríamos que ampliar el porcentaje que cobra el autor (vale, esto no es una pega, entonces ¿por qué las editoriales que ofrecen impresión bajo demanda siguen pagando lo mismo —y en los mismos plazos— a sus autores?).
Como ya sois mayorcitos para defender vuestros intereses, voy a ir directamente al primer punto. Y es que, en esta casa, no solo seguiremos imprimiendo álbumes ilustrados en offset, sino que nos hemos lanzado a reformular una colección que exige esa calidad en el comportamiento de la tinta sobre el papel. Se trata de una colección que ya conocéis, en la que, hasta ahora, cada uno de sus títulos tenía una madre distinta. La nueva Lienzos y Matraces pretende ser como su hermana El Café Cajal, cuyos lectores son exigentes coleccionistas que ya no quieren prescindir de ninguno de sus títulos. Para refrescaros la memoria, Lienzos y Matraces ha sacado los siguientes libros.

Hemos elegido Botánica insólita como punto de partida de cara a elaborar el nuevo diseño porque: es un libro que se vende bien, tiene un formato que funciona como regalo, un papel de calidad y un precio muy asequible. No entro a valorar al autor y a la ilustradora porque no quiero provocar agravios comparativos, pero por supuesto la elección de autores y autoras sigue los mismos criterios de calidad y prestigio. De hecho, el próximo título —que en pocos días se anunciará— lo firma un hombre con el que, no solo he aprendido sino con el que, además, he disfrutado muchísimo. Aunque estoy tentado, no puedo adelantar nada (Laura eliminaría mi atrevimiento sin piedad), pero tened paciencia porque solo quedan unos días para que lo hagamos público.
Antes de mostraros algunas pistas, quiero terminar diciendo que, una vez más, ha sido Xavi Camps de Ex. Estudi el responsable del diseño de la colección. Como siempre, ha hecho un trabajo exquisito, respetando en todo momento —como viene siendo habitual— la prioridad del texto y de la ilustración frente al diseño. No tengo la menor duda de que con esta colección vais a aprender, además de deleitaros, de lo lindo (no olvidéis aquello de que un «libro cerrado es un maestro callado»). Espero, por otra parte, que también nos reporte ingresos con los que poder seguir haciendo lo que más nos gusta.
