José Ramón Alonso en «El autor se confiesa» de ‘El Ciervo’

«Hacer una reseña de un libro propio se parece mucho al llamado vicio solitario. La magnífica revista El Ciervo tiene una sección titulada «El autor se confiesa» y me pidieron que escribiera el cómo y el porqué del nacimiento de este libro. Quizá sea una forma adecuada de presentarlo ante usted.

He escrito unos cuantos libros y son como los hijos, cada uno tiene su personalidad, su vida propia. Tú eres el mismo, trabajas más o menos de la misma manera, tienes una forma de pensar, de ser y de actuar, incluso de escribir, y luego cada uno, cada hijo y cada libro, hace su propio camino. A menudo te sorprende, es siempre un poco distinto de lo que imaginaste y lo bueno es que muchas veces la diferencia es para mejor.

El inicio de Botánica Insólita fue una asignatura de la carrera de Biología que se llama Histología Vegetal, donde enseñamos a los estudiantes los tejidos y células de las plantas. En el departamento tenemos una costumbre: cada tres años, las asignaturas rotan. Es decir, das tres años una asignatura y, al año siguiente, te cae una nueva del amplio abanico que impartimos mis compañeros y yo. Es una costumbre que te mantiene «joven», tienes que estudiar, tienes que preparar las clases, no puedes ir con unos apuntes amarillentos y repetir lo mismo que llevas explicando desde hace veinte años. Los profesores somos como los malos estudiantes, nos toca estudiar en verano. Pero puesto que esto es una confesión permítame un apunte: ¡me gusta! Estudiar a mi ritmo, aprender cosas nuevas, leer de forma caótica con pantalones cortos y descalzo en el calor de agosto, pensar en esos estudiantes que todavía no conoces, en guiarles como un director de orquesta, ¡es una gozada! Cuando estudio recuerdo por qué quise ser profesor, pienso en los que me entusiasmaron cuando era un estudiante y me digo a mí mismo, recuerda que tú quieres ser uno de esos. No uno del montón, uno de los que se acuerdan con cariño años después».

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