«Los libros no se regalan»

El martes pasado salió nuestro primer libro The Art of Transforming Science. Yo tenía que moderar una mesa de debate por la mañana en el Campus Gutenberg y esperaba poder hacerlo con el libro encima de la mesa, así a modo de publicidad «subliminal», ya sabéis.

Estaba muy nervioso, cuando pasas cuatro años trabajando en algo, es muy difícil verlo realmente terminado, siempre encuentras detalles que mejorar, cambiar o pulir. Es como si uno tuviera miedo de llevarlo a término, como si cruzar la línea del no retorno fuera una decisión absolutamente vital. Así me sentía yo: ¿y si había algún error?, ¿y si los colores no conservaban todos los matices?, ¿y si me topaba con una de esas erratas monstruosas que ya no te dejan disfrutar del resto? Estaba aterrado, si algo había salido mal ¿cómo iba a moderar una mesa de debate? ¡Estaría completamente abstraído!

Pero las cosas salieron bien. Andreu, responsable de este trabajo en la imprenta, llegó con 50 ejemplares, revisamos uno de ellos de pie junto al coche, y pude respirar tranquilo: el resultado era el que esperaba, el papel le había dado mil patadas al efecto que producen los dibujos anatómicos en pantalla. Cogimos los libros y volamos al aula 502 de la Universidad Pompeu Fabra.

Iñako fue la primera persona que compró el libro y, aunque yo traté de regalárselo –es mi gran referente en divulgación científica en este país– él me dijo, algo así como: «los libros propios no se regalan, yo voy a comprarlo». En ese momento supe que él era la clase de persona que quería como lector: sensible a la ciencia bien contada y sensible a las necesidades que tiene el poder llevarla a cabo.

Lo paradójico del asunto es que, al poco de empezar el debate sobre la #CienciaEnPapel, uno de los participantes dijo: «¡Lo que hay que hacer es regalar los libros!, esa será la única manera de despertar el interés en el público, regalarlos y que las editoriales sobrevivan mediante ayudas públicas». Vamos, que si fuera por este autor, las editoriales estaríamos acabadas mucho antes de empezar… ¿libros gratis? Ni hablar.

En el debate se tocaron los temas clásicos: dónde está el lector, cómo llegar a él, qué hace falta para motivarlo, qué debe hacer el escritor: ¿entretener, formar, informar?, ¿se puede ganar dinero con la divulgación?, ¿hay que esperar a que la editorial haga toda la promoción o tiene que ser el propio autor el que se «busque la vida»? En general, las opiniones eran parecidas. Los autores con más años a sus espaldas, insistieron en que parte de la responsabilidad la tenían las editoriales porque no imprimían suficiente tirada y, por lo tanto, el lector no encontraba sus libros en las librerías. Nosotros, al igual que el flanco más joven de la mesa, consideramos que al lector hay que ir a buscarlo y para ello debemos familiarizarnos con las herramientas que él maneja: redes sociales (en especial You Tube), plataformas de venta como Amazon, creación de contenidos en blogs propios y ajenos, etc. Uno no puede pretender vender a sus autores, simplemente, con la portada del libro, no en esta época.

La televisión fue otro de los temas donde más nos anclamos, y digo «anclamos» porque, por mucho que insistamos en que para vender hay que salir por la tele, no vamos a salir en ella. Hablar del cambio de programación en la televisión como única salida a la mediocre demanda cultural de la población, es –y perdonad la expresión– hacerse «pajas mentales». Y, si no, fijaos en el golpe que asestó ayer La 2 al programa de divulgación científica Órbita Laika. En este país sólo cabe un Punset (afortunadamente), así que dejemos ya de dar vueltas en el ruedo de las lamentaciones y busquemos soluciones. ¿En dónde? Pues nosotros lo tenemos claro: en los bloggers más punteros, ellos son una apuesta segura: conocemos su estilo narrativo, podemos valorar si son rigurosos, si entretienen además de informar, si generan polémica, si tienen seguidores, qué opinan estos seguidores, si el tema que abordan vende… ¡son una fuente inagotable de indicativos! Y, ¿qué más puede querer una editorial antes de apostar por un autor? A mí no se me ocurre nada mejor, vamos, que en Next Door lo tenemos clarísimo. Pere Estupinyà escribía hace unos días (no sin despertar cierta polémica) sobre la necesidad de la medición de impactos, pues bien, de esta forma podemos hacer una previsión de ventas analizando previamente los impactos que tiene el autor en la red. Un verdadero lujo que, desde aquí, no vamos a dejar escapar.

Abordamos temas diversos y la mayoría enfocados a la mercadotecnia. No pudimos hablar de estilo, y eso que hubo un intento por parte de los asistentes, pero la mesa no me inspiraba lo suficiente como para meternos en esos derroteros. Cuando hablamos de literatura en divulgación científica siempre nos vamos a la ficción, y no es eso lo que nos ocupa en esta editorial. La apuesta que pretendo hacer desde aquí es, precisamente, en el ámbito del estilo narrativo. Creo que hay mucho que mejorar en el mercado español en cuanto al lenguaje, el discurso, registro y la retórica que se manejan en la divulgación científica. Ese es nuestro pequeño nicho. Así que, Iñako, si te animas, podemos preparar una mesa redonda para el año que viene. Ahí lo dejo.

Para aquellos a los que os interese saber qué se dijo y qué no en #CienciaEnPapel, aquí tenéis el storify. Gracias por venir al debate, y gracias por leernos.