«Los ojos del Cielo» por Alfonso Araujo

 «La vida es sueño»

Calderón de la Barca (1600-1681)

Wang Chong (27-100) fue un pensador chino poco apreciado por sus ideas poco convencionales: profundo conocedor del confucianismo y del taoísmo, su mente inquisitiva rompió ambos moldes y sus textos no podían clasificarse en ninguna de las tradiciones principales. Su obra maestra, el Lunheng (Discursos Críticos), es una de las obras más originales de la filosofía china, que a lo largo de dos milenios ha sido apreciada por tan sólo unos cuantos, y traza una de las primeras formalizaciones del materialismo racional, mucho más concreta que las imágenes más abstractas del taoísmo.

«Discussive weighing Lunheng» Fuente: http://history.cultural-china.com/

«Discussive weighing Lunheng»
Fuente: http://history.cultural-china.com/

Si bien en esa corriente (ya desde el siglo VI a.C.) se dice que el Tao es una entidad indefinible e inaprensible, que genera todas las cosas y les da su naturaleza, para el tiempo de Wang Chong esta idea se había mezclado con la idea más tradicional de Cielo, que es el proveedor, y que da premios y castigos dependiendo de la virtud humana.

Wang no admite que el Cielo tenga intención alguna ni relación de correspondencia con el hombre, como quieren los primeros taoístas, pero va más allá en sus explicaciones. Él considera que el Cielo es una entidad únicamente física, aunque con emanaciones más y menos sutiles, que son las que componen lo intangible y lo sólido. Hablando de las cinco virtudes del hombre (Justicia, Propiedad, Benevolencia, Sabiduría y Lealtad), dice que son formadas por las emanaciones sutiles, y que al encarnarse en la mente, esta las reconoce como “benévolas”. Sin embargo, el Cielo mismo es inconsciente e inactivo y no puede practicar las virtudes de ninguna forma que se parezca a lo humano. Nuestra percepción de las virtudes como “buenas” es resultado de la armonía espontánea entre la naturaleza de la mente y la naturaleza de las emanaciones del Cielo.

Llega entonces a una conclusión sorprendente porque, aunque había sido mencionada antes en el Libro de los Ritos (Li Ji), él la despoja de metáfora y sentido poético, y dice que «El corazón del Cielo está en el seno del hombre sabio»; esto es, que el Cielo —que no tiene corazón ni mente— siente y piensa a través de los corazones y las mentes de los sabios y de los hombres en general, porque éstos han sido formados de su esencia. Es a través del hombre, pues, que el Cielo se torna consciente y se ve a sí mismo. Los más sabios son los que están más en armonía con la naturaleza del Cielo, y por eso dice que «Cuando el Cielo da una reprimenda, lo hace por boca de los sabios».

Giclee Archival Print «The Universe of Women»

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«The Universe of Women»

Casi mil años después, el físico austriaco Erwin Schrödinger (1887-1961), pionero de la mecánica cuántica, llegó a una idea sorprendentemente similar por medios muy diferentes. En esos tiempos los físicos y otros científicos “duros” aún contaban con bastante filosofía en sus currículums, y muchos de ellos —como Einstein y Heisenberg— llevaban sus descubrimientos y sus teorías al plano de las implicaciones filosóficas: estudiaban qué significaban los nuevos hechos objetivos para la comprensión de la existencia humana. Schrödinger estudió también la filosofía hindú clásica, y le intrigó la idea expresada en los Upanishads de que «Athman es Brahman»; esto es, que el «yo individual» es en cierto nivel, equivalente al «yo eterno» pero limitado por su percepción. En 1958, en su libro Mente y Materia, Schrödinger hace la observación de que esta experiencia mística del «ser uno con la divinidad» es común a muchas tradiciones, si bien es poco racional. Partiendo más bien de los increíbles descubrimientos de las décadas recientes acerca del misterioso mundo subatómico, hace un intento de propuesta acerca de la naturaleza de la conciencia: «La conciencia es un singular, del cual el plural es desconocido». Al ahondar un poco, dice: «¿Qué sucede si sólo hay una sola cosa, y que lo que parece pluralidad es meramente una serie de aspectos diferentes de esa sola cosa?» En esencia es una idea parecida a la de Wang: el universo se encarna en ciertas formas materiales para poder crear conciencia. Y cada ser humano es «los ojos del universo».

Carl Wolf Erwin Schrödinger en Berlin 1927

Carl Wolf
Erwin Schrödinger en Berlin
1927

Esta idea había sido prefigurada de cierta forma tres décadas antes por su compatriota Carl Gustav Jung, el famoso pionero de la psicología, si bien en términos muy diferentes: Jung habla por primera vez, en su Psicología del Inconsciente (1921), del «inconsciente colectivo» y de las «ideas arquetípicas»: ideas base que la sociedad —no el universo— va formando con el tiempo, y que se encarnan de forma particular en cada individuo, modificadas por su temperamento y experiencia.

Estas propuestas acerca de cómo se manifiesta la conciencia van de la mano de otro problema igual de arduo: el problema de mente-cuerpo formalizado por Descartes (1596-1650), y que en nuestros días  fue rebautizado como el problema duro de la conciencia por el filósofo David Chalmers (1995). Es, básicamente: «¿Cómo es posible que la materia produzca conciencia?», o en otros términos, «¿Cuál es la relación entre el cuerpo y la mente?»

Muchos filósofos a lo largo de la historia han propuesto que la conciencia es un tipo de ilusión, y que el ser humano no puede ver la “realidad real”: desde el Maya (‘ilusión’) de los hindús, pasando por la Alegoría de la Caverna de Platón, el Sueño de la Mariposa de Zhuangzi, o el Genio Maligno de Descartes. En nuestros días se conoce como la teoría del «Cerebro en un Tanque», por un ensayo del filósofo John Pollock: básicamente es preguntarse cómo es posible saber que la realidad es real, y no una fantasía creada por sombras, o un demonio, o unas computadoras malignas estilo Matrix.

Este problema es más filosófico que otra cosa, mientras que el primero es atacado tanto por filósofos como por la física y la neurociencia. En 1872, el filósofo alemán Emil Du Bois-Reymond dijo al respecto, con resignación: «Ignoramus et ignorabimus». Esto es, no sabemos ni podremos saber cómo es que la materia inerte produce conciencia, aunque seguramente lo hace. El problema sigue siendo fantásticamente espinoso y está lejísimos de ser resuelto, pero hay más optimismo que en aquellos años, o por lo menos hay una reformulación de lo que entendemos por la pregunta: la clave está en decir «materia inerte».

El poeta inglés (1907-1973) Wystan H. Auden dijo en su poema «Heavy Date» de 1939 que:

  • Aprendemos lentamente
  • Y sabemos esto por lo menos,
  • Que tenemos que olvidar
  • Mucho de lo que nos han enseñado.
  • Y nos volvemos cuidadosos
  • Ante enfáticos dogmas.
  • Pues el Amor, como la Materia
  • Es más extraño de lo que pensábamos.

Así, podemos quizá aceptar la observación del filósofo contemporáneo Galen Strawson, de que quizá lo más sensible es aceptar que nos falta aún mucho por descubrir de esa llamada materia inerte, pues es más extraña de lo que pensamos. El gran Bertrand Russell ya lo había subrayado en 1927: «La física es matemática no porque sepamos mucho del mundo físico, sino porque sabemos muy poco, y tan sólo podemos descubrir sus propiedades matemáticas. Del resto, nuestro conocimiento es negativo».

Mientras, el Cielo se ve a sí mismo a través de todos nuestros ojos. Y quizá sonríe.

Lyon Road «Iris en Teal»

Lyon Road
«Iris en Teal»

REFERENCIAS:

Wang, Chong. “Las Reprimendas”, en Lun Heng (Alfred Forke, trad.). Londres: Kelly & Walsh, 1907. pp. 127-129.

Schrödinger, Erwin. What Is Life? with Mind and Matter & Autobiographical Sketches.

Cambridge: 1944, 1958.  Cambridge University Press (Virtual Publishing). 2001.  pp. 86-89.

http://whatislife.stanford.edu/LoCo_files/What-is-Life.pdf

Strawson, Galen. Consciousness myth. The Times Library Supplement. Feb. 25, 2015.

www.the-tls.co.uk/tls/public/article1523413.ece

Malinowski, Rivers, Benedict and Others: Essays on Culture and Personality. George W. Stocking (ed.). Madison: The University of Wisconsin Press, 1986. Prefacio.

https://books.google.com/books?id=3rIw-XaIQU0C&pg=PA2&lpg=PA2&dq=wh+auden+heavy+date,+Love+like+Matter+is+much+Odder+than+we+thought&source=bl&ots=ZMcwJRp3SA&sig=QTa6Umqtr1np52nFLdh37oeqI-g&hl=en&sa=X&ei=-z4IVdjLO-3IsQSom4GgDA&ved=0CCcQ6AEwAg#v=onepage&q=wh%20auden%20heavy%20date%2C%20Love%20like%20Matter%20is%20much%20Odder%20than%20we%20thought&f=false