Natalia Ruiz Zelmanovitch: «Yo fui una niña delicada con problemas respiratorios desde los 3 años»

Natalia Ruiz Zelmanovitch trabaja en comunicación desde 1997, año en que comenzó a desarrollar su labor periodística en radio y televisión. Es licenciada en Traducción e Interpretación (francés e inglés) y experta en planificación y gestión cultural; además estudió media carrera de Arte Dramático. Se inició en la comunicación científica en el Centro de Astrobiología-CSIC-INTA, con el proyecto Consolider-GTC, primero, y con el programa AstroMadrid, más tarde. En 2009 entró a formar parte de ESON, la red de divulgación de la ciencia del Observatorio Europeo Austral (ESO) y desde el año 2014 trabaja en el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (CSIC), como responsable de divulgación y comunicación del grupo ASTROMOL. Hace radio, escribe cuentos y es muy teatrera.

Natalia Ruiz

 

¿Por qué un palo como narrador?

En mi mundo imaginario las cosas, los objetos, los animales, piensan y hablan. Hace mucho que empecé ese recorrido de animar lo inanimado o de dar voz a lo que no habla. Creo que la primera vez fue con el relato «El muro». A partir de ahí fui acumulando cuentos hasta que, al final, me animé a crear una página web donde los publico: www.cuentofilia. com.

Una niña que cojea, víctima de un mundo que cojea. ¿Por qué has situado la historia en la II GM?

Me gusta que me hagas esa pregunta… Porque no tengo ni idea de qué puedo responderte. Los cuentos se escriben solos: te eligen a ti como autor y tú les das vida mejor o peor. Mi primera imagen cuando decidí ponerme a escribir era la de una niña sentada mirando al mar. Una niña rodeada de melancolía, impedida por algún motivo y fuera de nuestro tiempo. Una niña que sabía lo importante que es aprovechar cada momento. ¿Pueden los niños, que están empezando a vivir, sentir el carpe diem? A partir de ahí, la historia fue escribiéndose sola.

¿Por qué la enfermedad de Perthes? ¿Alguna experiencia cercana?

En absoluto. Nicoletta quería jugar y había algo que se lo impedía. ¿Qué podía ser? Empecé a bucear en internet y la enfermedad de Perthes surgió tras una búsqueda exhaustiva. Eso era lo que, desde el principio, me sugería la imagen de esta niña melancólica: algo que dolía, pero que podía curarse con el tiempo. Igual que las heridas del alma.

¿Cómo es tu relación con la enfermedad? ¿Alguna experiencia traumática, catártica, difícil…?

La enfermedad está presente en nuestras vidas. Siempre lo está. Es una guerra que tiene lugar en nuestro cuerpo o en nuestra mente, que puede venir de dentro o de fuera. Cuando no nos afecta a nosotros directamente, afecta a alguien de nuestro entorno. Lo importante es cómo nos enfrentamos a ella, saber si tenemos herramientas para hacerlo y asumir que pasaremos miedo: tener miedo no es malo, lo malo es dejar que nos domine por completo. Por eso creo que cuidamos poco de nuestro estado mental ante situaciones límite, ya sean físicas o psicológicas. Yo fui una niña delicada con problemas respiratorios desde los tres años. Igual que Nicoletta, no podía salir mucho a jugar. Mis crisis intermitentes hicieron difícil que tuviera amigos en la infancia y, de hecho, mis relaciones sociales fueron complicadas hasta que la enfermedad remitió en la preadolescencia. Jugaba mucho sola. Tal vez por eso invento historias con cosas que hablan. Pero no creo que fuera algo traumático, sino edificante. O tal vez sea mi condición de optimista-práctica, que me hace ver en cada bache un columpio.

Este libro de relatos “disecciona” la enfermedad desde la narrativa. ¿Qué autor o autora (no necesariamente de literatura) ha retratado mejor la esencia de la enfermedad?

Mi mundo está cuajado de personas que se dedican a la investigación y a la divulgación. No puedo dejar de mencionar a Xurxo Mariño (autor también de uno de los relatos de esta obra) a Manuel Collado y a José Manuel López Nicolás. Hay muchas más personas… no cabrían todas aquí. El caso es que todos hablan de forma tangencial o directa de la enfermedad. De sus estragos. De la investigación que las rodea. He aprendido mucho con ellos. Pero si he de elegir a algún autor o autora, me quedo con una obra relativamente nueva: el cómic de María Hernández y Javi de Castro Que no, que no me muero, en el que se aborda el cáncer de mama si dramatismos y buscando la normalización. Creo que es una actitud muy necesaria.

Un poco de marketing: ¿por qué hay que comprar Disecciones?

Esa es fácil. No se me da muy bien el automarketing y, en cualquier otra circunstancia, te diría «que opinen los críticos». Pero en este caso está claro: ¿tú has visto la lista de nombres de quienes participan? Yo escribí «El ala» sin saber muy bien qué iba a ser de ella. Quiero decir que no supe quiénes eran los demás autores hasta que vi la portada. Entonces todo cobró sentido: «El ala» está pensada para Next Door desde su esencia. Y flota con otros nueve relatos que están hechos desde dentro. Por eso hay que comprarlo: porque es de verdad.

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Esta entrevista ha sido realizada por Ruperto Mendiry, licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra, ha desarrollado buena parte de su carrera profesional en Diario de Navarra (1997-2008). En 2008, se incorpora a la Fundación Arquitectura y Sociedad como director de Comunicación, lo que le permite profundizar en el ámbito de la comunicación corporativa y la gestión cultural. Dos años después, crea con Patxi Antón, Boutade Comunicación. Ha completado su formación en el ámbito del diseño web y la imagen corporativa, además de distintas herramientas para el diseño gráfico y editorial.